Comunidades Virtuales

Interacción, vínculos y oportunidades

Al acabar la lectura del primer capítulo de Cibersociedad 2.0, un par de preguntas aparecían subrayadas en mi mente acerca de las reflexiones de Steven G.Jones. La primera de ellas, era «¿cómo va a vincularnos la comunicación mediada por ordenador?».

Me he referido anteriormente a esa preocupación por las fronteras y las recetas, por tomar fotografías exactas en momentos concretos que evidencia esa obsesión por definir «comunidad virtual». Algo de eso hay en la intuición que Steven G. Jones comenta al hilo de las falsas sensaciones de certidumbre con las que los analistas calman su ansiedad investigadora en la búsqueda de la comunidad. La «congelación» del discurso electrónico de la que hace referencia y su advertencia sobre como la construcción social de la realidad que existe en internet está constituída «en» las redes y no «por» las redes, no son ajenas a la argumentación anterior. Una idea muy ejemplificante para situar el debate es este doble interrogante: Por un lado, cuál es el potencial de la CMO para producir espacio social; y por otro, determinar si es posible que la CMO pueda reproducir relaciones sociales reales en un medio virtual. La respuesta, como tantas otras veces, está en los puntos medios, y en este caso, esas relaciones sociales emergeran en puntos entre esos dos polos de producción y reproducción.

Lastres analíticos como la consideración, a la luz de lo que hemos visto creo que superada, de que la comunidad en la red pueda sustituír a la comunidad fuera de la red, provienen en parte de la desviación promovida por la discusión sobre el propio concepto de comunidad virtual. He subrayado especialmente el aviso de Bender sobre las comunidades: «no están definidas como lugares, sino como redes sociales», del que Jones destaca como útil definición para el estudio de la comunidad en el ciberespacio. Luego de llamarnos a comprender la CMO como una tecnología social junto a otras actividades y relaciones sociales, Jones recupera a Bender para criticar esa recuperación del concepto tradicional de comunidad para nuevas consideraciones que olvidan «la calidad de las relaciones humanas que tienen lugar en estos contextos». Esta advertencia realizada en un contexto de hace más de veinte años, toma un nuevo sentido para nuestro debate particular sobre la prescinbilidad de la idea de «comunidad virtual».

abril 22, 2006 Posted by | Autores, Jones, S. | Deja un comentario

Proceso, variables, criterios y condiciones, frente a definiciones

Pensaba leyendo a Liu en la confusión entre la herramienta y el uso que de ésta puede hacerse, que surge de la lectura de su informe. Es decir, extraer un perfil de uso que presuntamente pueda aplicarse de forma genérica al IRC aparece claramente excesivo, y vemos que lo más que podremos es definir las características de un canal de IRC concreto y sacar conclusiones sobre las relaciones que sus miembros establecen entre si.

Es bien cierto que Liu señala de forma explícita su interés en poner a prueba la existencia de una comunidad virtual, pero el propio proceso que nos explica en ese desafío, dá muestra de que el ideal impreciso de «comunidad virtual» no es lo relevante en ese estudio. El contexto relacional estudiado es interesante en si por el conjunto de factores y variables que pueden ser definidos y contrastados empiricamente, en un proceso donde a mi entender lo de menos es tratar de ajustarlo a un molde tipo de «comunidad virtual». Esa presunta conquista no aporta nada a la investigación.

Pensemos por ejemplo en el esqueleto básico de las teorías de Jones que Liu aplicará en este caso, y en las condiciones que establece para conceder su definición posible: aún cuando el investigador constate que cumpliéndose y determinando el contexto según ese patrón pueda existir o no una comunidad virtual, el grado en que esos requisitos de interactividad, variedad de comunicadores o demás se cumplan, todos los matices que diferenciarán a uno u otro objeto de estudio no podrán nunca ser obviados. Es decir, en último caso, sabremos que estamos hablando de realidades diferentes, y las digresiones sobre el propio concepto de comunidad virtual son innecesarias en este caso, lo importante es el proceso específico y las conclusiones que definen a algo como lo que en realidad es.

Las aportaciones de Liu me resultan útiles en ese sentido para esta argumentación, aunque reconozco que en ese sentido, hubiese preferido que se orientase de otro modo por ejemplo el aspecto relativo a las «fronteras de comunidad virtual», de las que él habla en el contexto concreto del IRC. Del mismo modo, me parece una renuncia criticable que pretenda partir de la convicción de que una comunidad dada no desarrollará sus actividades en más de un canal a la vez o que sus usuarios no tendrán una actividad significativa más allá de un canal estudiado. De hecho, la restricción técnica de la que habla, recordemos que el artículo se ha escrito en 1999, es inexistente hoy en día, donde existen aplicaciones alternativas para el IRC que permiten esa navegación en múltiples canales y con identidades diversas en distintos canales y de forma simultánea.

abril 19, 2006 Posted by | Autores, Jones, S., Liu, G. | 1 comentario